¡Alcalde, Acuarela, Ojo!



Cartagena de Indias está en riesgo de perder el título que se le otorgó en 1984 como Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad, por la construcción del edificio Acuarela, una moderna torre de 31 pisos de apartamentos, ubicada a tan solo 200 metros del Castillo de San Felipe de Barajas. La UNESCO advirtió al Ministerio de Cultura en 2021 del peligro que representa para La Heroica y pese a que se han realizado estudios para realizar la compleja y costosa demolición Acuarela sigue en pie.

Es el quinto artículo que escribo sobre el edificio Acuarela, donde he expresado todas las explicaciones necesarias con base a normas distritales y leyes del orden nacional, y no una circular de Planeación Distrital, y muchos no se han dado cuenta que el edificio cumple con la normativa del POT (Acuerdo 0977 de 2001) y la ley nacional 1537 de VIS (Vivienda de Interés Social), la que con mucha asertividad pretendió, porque si ha dado sus buenos resultados, atacar el déficit de VIS, generando suelo urbano dotado de todas los servicios públicos en zonas de estrato medio bajo, la que ciertamente y con preocupación hay que revisar porque ese suelo urbano tan valioso se ha quedado insuficiente para prestar los servicios públicos, sobre todo el de evacuación de aguas negras. De hecho no solo en el barrio Rodríguez Torices hay más de cinco edificios de más de 25 pisos, construidos sin ningún inconveniente, sino en todo el suelo urbano de estratos medios bajos en Cartagena: San José de Los Campanos, San Fernando, El Campestre, etcétera.

Pero es muy extraño que no se hayan percatado que lo que se busca, con la alharaca de la demolición del edificio, es culpar a los cartageneros, como típicos ‘pagapatos’, para proteger al exjefe de la División de Patrimonio de Mincultura, un tal Alberto Escovar Wilson White. Que por su aberrante negligencia dejo pasar en el tiempo la respuesta muy importante solicitada por el Comité de Patrimonio Local, al ver la posibilidad de que se pudiera construir las cinco enormes torres Acuarelas, muy cerca al Fuerte San Felipe de Barajas, cuya manzana, la 186, no estaba afectada por el área de influencia.

Hoy, aducen toda clase de teorías: que invadió el espacio público, que es insuficiente estructuralmente, pero nunca porque incumplió la normativa. En fin, no hallan manera de buscar un pretexto para demolerlo, cosa con la que estoy de acuerdo, porque si afecta el paisaje; pero al hacerlo, los daños y perjuicios deben ser sufragados por el Estado en cabeza de Mincultura o con la plata del señor Escovar Wilson White. Pero no vengan a endilgarle a la Alcaldía de Cartagena, quien tenga que demolerlo y pagar la indemnización a la Promotora Calle 47, quien seguramente ya debe haber demandado al Estado, porque el daño ha sido mucho: para ellos como constructores y para los cartageneros. Y que podría poner no solo en peligro el calificativo de “ciudad patrimonio” sino de crear la incertidumbre en los futuros inversionistas inmobiliarios porque pareciera que somos una ciudad sin normas y reglas claras para invertir.

No es posible, que por proteger al exfuncionario, el señor Escovar Wilson White, que cometió un gran error por su laxitud, se ‘lleve por la banda’ toda la institucionalidad cartagenera y lo que es peor buscando quien pague por sus errores.

*Arquitecto.

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Autor

Gabriel Rodríguez

Arquitecto, escritor.